Veedores ambientales de Tasco alertan explotación minera en el Páramo de Pisba
Un grupo de 17 veedores ambientales de la zona, han hecho pública la denuncia en la que se manifiesta que, desde el pasado 10 de enero se realiza activad en las minas del señor Cristobal Chiquillo, cerradas hace más de 10 años por las autoridades ambientales de la región.
Dice la comunidad, que, al evidenciar la explotación, puso el tema en conocimiento de la Alcaldía y la Policía Municipal, pero, luego de que ellos mismos hicieron inspección en la zona el 27 de enero del presente, levantando un informe que socializaron el 30 de enero en la oficina de Planeación municipal, refiriendo hallazgos que evidenciaba la actividad minera, salieron ante las autoridades ambientales a desmentir la explotación.
«El 9 de febrero vino un funcionario de la ANI a Tasco, llamaron al Sr. Chiquillo, no sabemos en qué quedó eso, pero lo cierto es que, oh sorpresa que nos llevamos, cuando el señor de Corpoboyacá, informó en los medios que no hay evidencia de que ese está realizando minería en la zona de la explotación, entonces el alcalde y la ANI están siendo cómplices de estas actividades y negando los informes. Esta es la hora que Corpoboyaca no ha venido ni la Fiscalía, vamos entones quedarnos viendo cómo van a acabar nuestro páramo y nadie dice nada…», dijo Mauricio Reyes, Veedor Ambiental de la zona.
La explotación se estaría realizando en la vereda San Luis, afectando el caudal del acueducto Chorro Blanco, que surte a más de 400 familias de la zona. «Si siguen explotando y las autoridades no hacen nada, nos tocará salir a la vía y no permitir que las volquetas cargadas circulen. Con lo que acaba de pasar, nos toca poner la denuncia ante la Procuraduría desde Bogotá porque acá, la Fiscalía y la Procuraduría tienen conocimiento, las entidades los saben y aun así no pasa nada», dijo Reyes.
La comunidad hace un llamado público a las autoridades ambientales para que intervengan y vigile esta situación que no solo pone en riesgo el ecosistema de paramo, sino también a las comunidades, ya que el líquido que se contamina termina llegando a los grifos y llaves de las viviendas.