El mercado inmobiliario de Boyacá ha descendido, Camacol busca estrategias para fortalecer el sector

El mercado inmobiliario en Boyacá ha experimentado una disminución significativa en los últimos años.
El mercado inmobiliario en Boyacá ha experimentado una disminución significativa en los últimos años. En términos monetarios relacionados con la venta, se ha registrado un incremento del 16%, mientras que los lanzamientos de nuevos proyectos han sido menores que en 2023. Esto podría traducirse en una menor demanda de materiales y mano de obra en el sector de la construcción.
Las ciudades de Sogamoso y Paipa han mostrado una buena dinámica de recuperación, aunque no alcanzan los niveles previos a la pandemia, sino valores similares a los de hace una década. Por otro lado, Tunja ha experimentado tres años consecutivos de disminución en ventas, mientras que Duitama también ha mostrado comportamientos negativos. En general, todas las ciudades de la región han presentado una caída del 33% en los lanzamientos de proyectos. Además, las licencias de construcción han sufrido reducciones significativas, especialmente las destinadas a vivienda, lo que augura un comportamiento negativo en los próximos meses y una menor oferta de inmuebles.
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Desde 2021, el mercado de vivienda en Boyacá ha venido reduciéndose, pasando de un promedio de oferta anual de entre 2.250 y 2.330 unidades a 1.800, lo que implica una pérdida aproximada de 500 viviendas. Entre los factores que han impactado este fenómeno, se destaca la afectación del sector social por los cambios de gobierno, generando incertidumbre en la asignación de subsidios y desincentivando a los constructores por temor a no lograr la comercialización de los proyectos.
Situaciones particulares como las dificultades en la actualización de los Planes de Ordenamiento Territorial (POT) han obstaculizado el desarrollo de vivienda en municipios clave. Tunja y Duitama no han actualizado sus POT en más de 20 años, lo que limita la expansión urbanística y el acceso a suelo para proyectos habitacionales.
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A pesar de la reducción en las tasas de interés, estas alcanzaron niveles históricamente altos en los últimos años, lo que disminuyó la demanda y, por consiguiente, la oferta. Las restricciones financieras también han dificultado el cierre de ventas de vivienda, lo que obliga a trabajar en incentivos para las constructoras y en mecanismos que faciliten a las familias completar los procesos de adquisición de vivienda.
Según Ana Elvía Ochoa, directora de Camacol Boyacá, el l mercado de vivienda No VIS en Boyacá ha sufrido una pérdida considerable. En 2018, se comercializaron 922 unidades de este segmento, mientras que en 2024 la cifra se redujo a 442, menos de la mitad. Esto sugiere la necesidad de estrategias para incentivar este tipo de vivienda, aprovechando la capacidad de inversión de pensionados y empresarios, quienes en el pasado han dinamizado la economía regional.
La directora de la entidad mencionó en entrevista con Matinal Noticias, que los estudios indican que las nuevas generaciones prefieren destinar sus recursos a experiencias y viajes en lugar de adquirir vivienda, lo que plantea un reto para la industria inmobiliaria. “Programas como el Fondo Nacional del Ahorro (FNA) ofrecen beneficios significativos, pero requieren formalización laboral para acceder a subsidios. Es fundamental realizar estudios de demanda de vivienda para alinear la oferta con las necesidades actuales, priorizando diseños que respondan a cambios en la composición familiar y a tendencias como el teletrabajo y la tenencia de mascotas”, mencionó la funcionaria.
Para promover el sector, Camacol tiene programado para este 2025 dos ferias inmobiliarias; una en mayo y otra en junio, además del Clúster de la Construcción en Sogamoso, sumando tres eventos del mercado inmobiliario para esta vigencia.
Uno de los principales retos en la vivienda de interés social (VIS) es que está atada al salario mínimo, con topes de 90 y 135 salarios mínimos legales vigentes (SMLV). En los últimos cuatro años, la inflación y el incremento del SMLV en 11%, 12% y 13% han elevado estos topes, afectando la viabilidad de los proyectos.
En cuanto a la vivienda No VIS, el alto costo del suelo y la falta de actualización de los POT encarecen significativamente la vivienda, afectando a sectores medios, especialmente en Duitama. Muchos alcaldes no consideran la relevancia del POT en la planificación territorial, a pesar de que es una herramienta clave para garantizar el acceso a vivienda asequible y equilibrar la rentabilidad de los constructores.
En Tunja, el impuesto de delimitación urbana, ajustado hace dos años, se elevó hasta nueve veces, encareciendo los proyectos VIS y No VIS. Esto ha generado un incremento de precios que finalmente afecta a los compradores. La propuesta a los municipios es revisar estos impuestos y regulaciones para fortalecer el mercado inmobiliario, generando un impacto positivo en la economía regional y la cadena de valor de la construcción, concluyó la Directora de Camacol Boyacá.